¿Pobreza o desigualdad?: más que números, una definición política

16.03.2019

Al tirar al blanco, se puede errar, estar cerca o muy lejos. Lo mismo sucede con la pobreza y la desigualdad cuando se trata de incidir en la resolución de la situación social. La pobreza no es lo mismo que la desigualdad. Son enfoques complementarios pero con diferencias centrales para definir las prioridades de agenda, para las estadísticas y para la formulación de políticas.

Actualmente la pobreza en Argentina es del 33,6% (UCA), y la desigualdad medida por ingreso expresa que el 30,8% del ingreso generado por todos es apropiado por el 10% de la población y por apenas el 1,6% de los sectores más humildes (10° y 1º deciles, respectivamente). Es más, 4 de cada 10 argentinos apenas se apropian del 16% del ingreso generado por todos (EPH del INDEC). Estos números desmejoraron en relación a fines de 2015, lo cual nos habla de una agenda de prioridades particular.

A ello debemos sumarle otras formas de desigualdad, como las de género, etnia, patrimonio y salud, entre otras. Los estudios efectuados en los últimos años enfatizan que la desigualdad de ingreso ejerce una influencia gravitante en el resto de los tipos de desigualdades y que es mayor su alcance cuando se es mujer, niña/o, joven o adulto mayor, al residir en una zona rural o en zonas urbanas marginales. 

Teniendo en claro los guarismos, es posible decir entonces que, mientras la pobreza refiere a la carencia o escasez de bienes y servicios necesarios para satisfacer las necesidades básicas, la desigualdad expresa cómo un elemento no está distribuido uniformemente (ingreso, educación servicios sociales) y refiere a medidas relativas de bienestar (ingresos salariales, educación superior, incidencias de enfermedades, etc.). La pobreza aparece así como un concepto más descriptivo del estado de falta o carencia, mientras que la desigualdad es un concepto relacional y dinámico. Permite ver las relaciones entre ricos y pobres, entre mujeres y hombres y pone hincapié en las causas y factores que generan ese proceso de desigualdad. 

De igual modo, la definición sobre eliminar la pobreza o reducir la desigualdad implica decidir cuál será la durabilidad de los cambios. Mientras para incidir en la pobreza por ingreso se plantean el desarrollo de políticas de lucha contra la pobreza lideradas desde las áreas de asistencia social, de corto plazo y para asistir en la coyuntura crítica económica y social, la agenda de políticas para la transformación de los procesos de desigualdad social refiere a una mirada sistémica, del conjunto de políticas (re) distributivas (salud, educación, trabajo, seguridad social, vivienda, economía, etc.). Aquí son fortalecidas las áreas sectoriales del estado, en especial, las de seguridad social y trabajo, y de hábitat. 


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